Emerger desde lo colectivo

Publicado en por escabullidos

El circuito emergente que se ha ido construyendo en el último tiempo marca sus diferencias con las lógicas del pasado. En la actualidad, las propuestas artísticas y los escenarios se dispersan por todo el mapa de la Capital. Las experiencias de grupos que nuclean emprendedores-gestores-artistas han cobrado fuerza y, a fuerza de trabajo colectivo, han logrado desarrollarse. Entre ellos, El Emergente Bar se ha constituido en un caso de referencia.
Emerger desde lo colectivo

Comienzos y posicionamiento

La escena cultural de la Ciudad de Buenos Aires se ha ido modificando con el tiempo y mucho más en la última década. A diferencia de aquel circuito under de los ochenta, que concentró las performances en pocos lugares bastante concurridos, hoy son muchos los sitios que ofrecen su espacio a los artistas que quieran a dar a conocer su talento.

Dentro de esta coyuntura, y más allá de la proliferación, algunos sitios se convierten en puntos de referencia dentro del circuito para los artistas. Ese es el caso de El Emergente. Un espacio que nació en el Abasto (Gallo 333) como resultado de la unión de un grupo de jóvenes artistas, y que hoy, casi una década después, suma otra sede en Almagro (Acuña de Figueroa 1030), en la que también funciona una radio que transmite online. Pero para saber cómo llegó a posicionarse como unos de los lugares de más renombre hay que conocer el comienzo: “el proyecto nace de una necesidad como emprendedores del sector cultural de no tener lugares donde desarrollar producciones artísticas. Hace diez años en Buenos Aires no existían centros culturales como los conocemos hoy. Post Cromañón, empezó a haber más rigurosidad en los controles; así que nos encontrábamos con el grupo de artistas emprendedores en la sede de ese momento (un centro de jubilados que nos alquilaban para desarrollar eventos a cuenta propia nuestra) y ante las reiteradas clausuras por no cumplir con la normativa, decidimos presentar una propuesta a la Comisión Directiva, que nos aprobó el proyecto. Fue así que generamos un club a nombre de la Asociación Civil Centro de la tercera edad, jubilados y pensionados de Abasto; desde entonces trabajamos un año más para cumplir con la resolución 878 que permite a las instituciones sin fines de lucro hacer eventos propios a cuenta de terceros. En nuestro caso desarrollamos peñas, clases de folklore y música en vivo. Ahí es que nace El Emergente.” comenta Hugo Damián Szmoisz, socio cofundador del proyecto.

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El evidente crecimiento de este “proyecto cultural”, como lo menciona Hugo, 100% autogestionado, se dio paulatinamente con mucho esfuerzo y trabajo de parte de todo su colectivo. El desafío para los emprendimientos vinculados a lo cultural es doble: en primer lugar, cumplir con los varios requisitos legales para permanecer abiertos, y en segundo, contener y garantizar la buena relación con los artistas y su público. Szmoisz encuentra algunas claves para explicar ese desarrollo: “generarnos un espacio dentro de la cultura independiente porque logramos tener permiso y asesoramiento legal desde el año 2009. Eso nos permitió decirles a las bandas que vengan a tocar, que no les íbamos a cobrar, que les íbamos a dar el sonido y, además, que podían publicitarlo en los medios que quisieran, ya que teníamos la habilitación. Había algunos lugares, pero ninguno  con  nuestra misma identidad. Tuvimos buena respuesta de los músicos y también de los medios.

Pero este crecimiento específico fue acompañado de una maduración general de todo el ámbito (artistas, público, productores, lugares). En la visión de Szmoisz, la escena pre-Cromañón fue muy diferente. Incluso algunos vestigios de esa cultura llegaron hasta los comienzos de El Emergente, cuando decirle a alguien que no fumara en la escalera o que no se sentara en un medio egreso suscitaba una discusión. Hoy en día, ante esos avisos, el público reacciona con una disculpa.

De cultura emergente, autogestión y otras yerbas

Lugares como el Emergente no pueden ser pensados de modo aislado, sino como parte de una movida nucleada. ”No creemos en la competencia dañina, sino en la sana que hace crecer a todos. Si hay muchas propuestas, hay muchas posibilidades, y eso es algo que nos pone contentos y nos da fuerza para seguir construyendo”, comenta Szmoisz.

Si bien los espacios alternativos no abundaban años atrás, sí había una efervescencia de propuestas artísticas buscando canales de expresión; con el tiempo y la apertura de centros culturales, clubes y bares que daban lugar a estos artistas, comenzó a configurarse un nuevo circuito con una identidad diferente a la del mainstream. Podría hablarse de una “cultura emergente”, pero, ¿a qué nos referimos con ello? “La cultura emergente es la que se crea, que empieza a ser, que tiene una incógnita, que tiene algo que sentir y que está buscando su lugar. Generadora de muchas escenas. Hay artistas que empiezan a encontrarse, a relacionarse y a buscar un espacio de contención que no siempre son de música en vivo. A veces son grupos humanos que se empiezan a intercambiar propuestas artísticas y a desarrollarse como comunidades. Creo que esto es la cultura emergente. Este artista que entiende que las cosas no son la reproducción por la reproducción en sí, sino la reproducción por lo que sentimos, vivimos y expresamos. A partir de eso desarrollamos lo que verdaderamente queremos y somos, que son el arte y la cultura”, nos dice Hugo.

Otra característica sustancial es la autogestión. Salir de la relación de dependencia implica un trabajo arduo y un compromiso full time. Se trata de una construcción a paso de hormiga que permita materializar los sueños y los planes del grupo a través del trabajo conjunto. Esta forma de administración que supera las voluntades individuales necesita de la participación de personas que compartan el mismo deseo y tengan ganas de llevarlo adelante. Eso pasó con este bar-club nacido en Abasto que empezó como el proyecto de un dúo y fue sumando voluntades y ampliando los horizontes tanto artísticos como físicos.

Muestra efectiva de esa ampliación, y de la apuesta constante, es la Radio Emergente (que el 12 de noviembre celebra su primer año de transmisión). La idea de sumar una emisora al proyecto deviene de la necesidad de los artistas de masificar su mensaje y difundir las fechas que se realizan en los dos locales. Todo como parte del plan de brindar un acompañamiento completo a quienes transiten los escenarios de El Emergente. La grilla está integrada por varios programas que se encargan de difundir artistas under con la intención de fortalecer sus propuestas y darle continuidad y voz a los que “tienen mucho para decir”.

Estilos de vida

Llevar a cabo estas actividades implican un estilo de vida, vinculado con lo político desde la toma de decisiones, desde una manera de entender y vivir la vida, pero que no está necesariamente ligado a un color partidario. Como colectivo, desde El Emergente tratan de actuar en base a una mirada de la cultura y la política que involucra tanto una construcción como una transformación social, para movilizar desde ahí.

Por encima de todas las apreciaciones y expectativas, sean de artistas, de públicos o de quienes coordinan los locales, existe una realidad económica insoslayable que muchas veces se les hace cuesta arriba a todos. A las bandas, por costos que van desde los ensayos hasta instrumentos y traslados; y a las salas, porque si las bandas no generan público, no se generan ingresos y se afecta a todo el “ecosistema. Si a esto se le suma la escasez de fomentos para el sector, el panorama se hace aún más complicado. Sobre todo para los proyectos autogestionados que requieren de mucho tiempo, voluntad, sacrificio y compañerismo.

Pese a todo esto, El Emergente no deja programar fechas y proyectar hacia adelante. De lunes a lunes, quienes se acerquen a sus dos locales, podrán ver cómo se entrelanzan propuestas de distintas ramas. Muestras fotográficas, slams de poesía, baile, performances actorales,  música en vivo y artistas plásticos, todo en el contexto de una movida chica que, cada vez, se hace más grande.

Publicado por Gonzalo Ismael Sosa  en el mes de noviembre de 2017 para Revista Tramas

https://revistatramas.com

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