La Televisión desde abajo: Acción reflexionada y reflexión activada

Publicado en por escabullidos

La Televisión desde abajo: Acción reflexionada y reflexión activada
La docente e investigadora Natalia Vinelli busca en su nuevo libro poner en la agenda académica y política las experiencias de los canales de televisión alternativos, populares y comunitarios, mal llamados “marginales”. Con un rico análisis de la evolución de estos canales contrainformativos, da cuenta de sus potencialidades como también de las contradicciones y limitaciones que enfrentan, y expone el carácter voluntarista y luchador de quienes apuestan por otro tipo de comunicación.

El desvío siempre sufre castigo y persecución. La idea dominante de orden responde a una organización superestructural que se resiste al cambio: las causas justas nunca son la primera ley. Desobedecer y rebelarse es lo necesario para que la repetición de una experiencia tipificada como desviada nos devuelva finalmente una actividad legítima. Esto es lo que asoma entre las páginas de La televisión desde abajo. Historia, alternatividad y periodismo de contrainformación, último libro de Natalia Vinelli, cita obligada cuando se investigan temas relacionados a los medios de comunicación de y para los sectores populares.

Diez años de recopilación de fuentes, entrevistas y de su propia militancia en estos espacios (actualmente en Barricada TV, canal que transmite desde la fábrica recuperada IMPA y lleva cinco años de trabajo ininterrumpido), han hecho posible la elaboración de un exhaustivo análisis sobre medios de comunicación que se plantean la alternatividad informativa pero también la diferencia en la prefiguración de otros valores en la asociación humana que eligen. Como afirma Vinelli sobre la dinámica de los canales alternativos, “la colaboración y la solidaridad son tan necesarias como la subordinación a las exigencias del mercado lo es para la televisión comercial”.

La autora plantea dos etapas de análisis: una analógica, desde 1987 hasta 1999; y otra de convergencia, desde el 2000 a la actualidad. La primera etapa es caracterizada como una mezcla entre quienes buscaban experimentar con la tecnología televisiva con el afán de lograr transmitir, el reclamo por la pluralidad de voces bajo un contexto de nueva democracia post dictadura cívico-militar y organizaciones que explícitamente se manifestaban como resistentes al neoliberalismo de los noventa. Aquí destaca Vinelli el quehacer del canal 4 Utopía en el barrio de Caballito, con fuerte impronta comunitaria, abogando por la participación vecinal.

En la etapa de convergencia, subraya la posibilidad de reciclaje de la tecnología que el 1 a 1 permite desplazar de los canales de televisión hegemónicos. Este desplazamiento será también el de miles de trabajadores que quedarán marginados del sistema laboral en un contexto de crisis social, económica y política. La organización y la resistencia en las calles permite el nacimiento de nuevas experiencias y la expansión de las previas. Canales como La Posta, TVPTS, Canal 4 Darío y Maxi, Faro TV, se proponen un receptor activo que a su vez se acerque a producir.

Vinelli afirma que la alternatividad cambia las preguntas y por ende, las respuestas también son otras. Podemos agregar que al cambiar las respuestas, lo que cambia es la agenda de informaciones a la que accede el público, es decir, gran parte de su visión del mundo. No es sólo otra discursividad, sino también un universo de palabras y conceptos diferenciales a los de la cotidianeidad informativa de los canales y programas del prime time, y una estética o formato que no se mueve en el efectismo ni en el inmediatismo de la imagen y el contenido superfluo.

Es por esto que lo alternativo busca construir otro tipo de público, o modificar las prácticas y elecciones del que ya ha acostumbrado su subjetividad a un ritmo estrepitoso, con información al servicio del comercio y con una preocupación social tan fugaz como el aleteo de una mosca. Se apunta a un imaginario que abarque mayores variables para la reflexión densa en la cantidad de sentidos que se movilizan en el consumo de información.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual ha destinado un 33% del espectro a los medios sin fines de lucro, entre los que se enmarcan -según la legislación- los alternativos, populares y comunitarios. Si bien la ley los define como “sin fines de lucro”, estos proyectos no se entienden a sí mismos sólo bajo esta característica. Se sienten parte de un colectivo que construye cooperativamente sobre una base de relaciones no sostenida por la propiedad privada del medio. Y esto es nodal: no responder a jefes o gerentes de contenidos, sino a un grupo humano que trabaja asociadamente con un fin de transformación social, trasciende del compromiso egoísta con la ganancia hacia un compromiso solidario.

La contrainformación o la disputa del sentido de los mensajes no es meramente una inversión de conceptos o una dicotomía que simplifica los debates. Implica un proyecto de comunicación que difiere básicamente en que quienes lo sostienen buscan un cambio social profundo, humanizador de las relaciones sociales y por ende, se organizan horizontalmente en forma comunitaria y no privada.

Lo que falta en esta coyuntura política, si se quiere favorable a las experiencias populares en la comunicación contrainformativa, es el delineamiento de los recursos que van a sustentar ese texto legal que pluraliza las voces en circulación. Las contradicciones entre lo dicho y hecho siguen siendo más que las coherencias si pensamos que lo que se dice combatir se financia o subsidia, y lo que se dice querer catapultar, aún no se impulsa plenamente. No se desmerece el texto de la ley: lo importante es que la lucha de los de abajo sigue siendo la única garantía de que se cumpla.

El libro de Natalia Vinelli es cabecera para comprender con profundidad la importancia política de los medios alternativos para la comunicación de y entre los sectores populares y trabajadores. La inclusión desde el consumo es el primer paso de un proyecto político democrático, pero integrarse con igualdad de oportunidades a la producción cultural en la sociedad, es el objetivo mayor de cualquier transformación que suponga una alteración democrática amplia. Volver masivas estas experiencias sigue siendo la deuda con ellas.

Ana Clara Azcurra Mariani, licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) – @serserendipia

Publicado: el 24 de abril de 2015 en Notas, periodismo popular - http://notas.org.ar

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