Homero Manzi: Poesía de arrabal

Publicado en por escabullidos

Ilustración: Joji Pereyra

Ilustración: Joji Pereyra

“Hoy, recién, recién, 

miro las cosas sin sombras ni mentiras 

y comprendo cuanto enseñan 

las lecciones de la vida.”

 

- Homero Manzi (1907-1951)


Si Gardel fue el padre del tango cantado, logrando una sublime interpretación vocal -¡Cada día canta mejor!-, Homero Manzi fue el que desarrolló al máximo la beta poética del tango imprimiéndole definitivamente el arrabal, esa situación mitad gauchesca, mitad urbana que reinaba en los alrededores de la gran metrópolis portuaria de Buenos Aires.  

 

Nacido en el seno de una numerosa familia italiana, Manzi pasó sus horas de infancia en Añatuya, Santiago del Estero, para mudarse, cumplida la edad de nueve años, a Pompeya, barrio que quedará tatuado en su piel hasta el fin de sus días. Sin embargo, Manzi nunca olvidó la identidad santiagueña y no fueron pocas las veces que firmó con el seudónimo Arauco ("rebelde" en quichua) reivindicando, de esta manera, su tierra natal. 

 

Pero será entonces en Pompeya donde comezará a interiorizarse con la vida urbana y principalmente con la literatura de la mano del padre de su gran amigo Cátulo Castillo, José González Castillo que para el momento era un reconocido escritor. Incursionará por estos años libremente en la poesía, el teatro y el periodismo, siendo también ferviente arengador del movimiento nacional que se empezaba a gestar en torno a la Unión Cívica Radical. Dedicaría sus horas a la docencia aunque luego del golpe de Uriburu sería expulsado de todas sus cátedras e inclusive apresado durante varios días en la penitenciaria Las Heras –penitenciaria que hoy descansa bajo la sombra de la arboleda del Parque Las Heras-. 

 

Exonerado de sus responsabilidades docentes, Manzi dedica sus horas enteramente al arte comenzando a escribir guiones para varias películas donde lo nacional se vuelve la temática central, en pos de la reivindicación de una identidad cultural que por entonces era constantemente negada por intelectuales que preferían mirar siempre hacia Europa.  


Por esos años, y disconforme con la política alvearista de la época, funda junto a otros compañeros FORJA -Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina- donde no sólo pregonaban un política abiertamente antimperialista y federalista sino que defendían y daban una dura batalla en el ámbito cultural.  


Malena, Milonga del 900, Romance de barrio, Barrio de tango o Che, bandoneon son algunas de las joyas que Manzi le regaló a las letras argentinas volviendo a poner de manifiesto la grandeza del tango como expresión artística y como un espacio donde la música era compuesta por músicos, las letras por letristas y las canciones eran interpretadas por cantores. De esta relegación de egos, no podía sino que explotar un género que luego será considerado estandarte indiscutible de la cultura argentina. Inclusive figuras de la envergadura de Borges y Cortázar entregarían, no sólo minuciosos análisis del género sino que se tomarían la libertad de componer numerosas milongas y tangos.  


A pesar de su calidad de artista integral, la palabra que más que le cabe a Homero Manzi es la de poeta, ya que sus letras nacen en el suburbio y se vuelven exponentes de una cultura inminentemente popular, imponiéndosele a la burguesía porteña tan reacia a aceptar expresiones que no provenían de la civilizada europa.  


La leyenda urbana relata que en sus últimas horas, Manzi pidió ver a Nelly Omar –gran cantora de tango a la que muchos le adjudican la inspiración de Malena- y una vez que consiguió que está pudiera llegar al hospital donde él estaba internado, franqueando la inquebrantable guardia de su esposa, le pidió un último deseo: “Desnudate, negrita, quiero que estos ojos marchitos se despidan de este mundo con lo más cercano a la belleza que pude conocer”.  


Sus horas ya estaban contadas. Sea cierta o no esta leyenda, ilustra de cuerpo completo el alma de este estoico poeta que demostró, con la conmovedora lección de su vida, que se puede hacer poesía desde el arrabal, que se puede hacer poesía netamente popular.  


Publicado: por Juan Cruz Guido en Cultura Urgente - http://www.culturaurgente.com -

 

SUR - Roberto Goyeneche (Letra: Homero Manzi; Música: Aníbal Troilo)

Etiquetado en Expresion Cultural

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E
Que grandes los tangos de Gardel!
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